Ésa es la conclusión a la que llegó un informe publicado esta semana por Honest Reporting, una organización encargada del monitoreo del antisemitismo en los medios de comunicación, luego de analizar la cobertura de la operación "Plomo Fundido" en la Franja de Gaza por parte de la empresa televisiva BBC.
Para llegar a tal enunciado, la organización estudió elementos en la cobertura del conflicto, que buscaba el desmantelamiento y la destrucción de las redes del movimiento terrorista Hamás. Los elementos estudiados fueron la cantidad de testigos entrevistados de un bando y otro, fotografías y frases resaltadas al momento de cubrir el conflicto, entre otros.
Uno de los hallazgosmás resaltantes del informe fue la credibilidad que se le dio al bombardeo de una escuela de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por parte del ejército israelí, cuya falsedad fue posteriormente demostrada, pues los misiles cayeron a distancia considerable de la escuela y, además, ocasionaron la muerte de un grupo
La totalidad del informe puede leerse (en inglés) en este link de la organización, que en el caso de Venezuela ha sido difundido por el Colegio Nacional de Periodistas en su boletín
Análisis
e interpretación
de la realidad
en Oriente Medio
basado en hechos
y despojado de los prejuicios
y de lo "políticamente correcto"
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25 de marzo de 2009
19 de marzo de 2009
Benedicto XVI ¿Islamizado?

La posición del papa Benedicto XVI respecto a temas controversiales es, cuando menos, contradictoria. La muestra más reciente es su rechazo abierto al uso del condón durante su visita a Camerún, al asegurar que no es la solución para el problema del Sida –algo así como mencionar la cuerda en casa del ahorcado–. Sin embargo, donde más se aprecian tales contradicciones es en dos hechos que, aparentemente inconexos, pueden (al menos en teoría) tener cierta concatenación: Islam y Holocausto.
En el caso del Islam, la tirantez papal empezó luego de pregonar, a mediados de septiembre de 2006 que se trata de una religión que promueve la violencia. Paradójicamente, fue el tener razón en sus palabras lo que le hizo retractarse de ellas, luego de la airada reacción del mundo islámico.
"Para el cuidadoso lector de mi texto, es claro que de ninguna manera quise hacer mías las palabras negativas pronunciadas por el emperador medieval y su contenido polémico no refleja mi convicción personal. Mi intención fue explicar que la religión y la violencia no van juntas", sostuvo un atemorizado Ratzinger el 20 de septiembre de ese año.
Desde ese momento, la postura del Vaticano hacia el Islam ha sido progresivamente más sumisa. Amparado en aquello del "diálogo interreligioso", Benedicto parece haber caído en la islamofilia que actualmente se pasea por Europa, al evitar temas como el terrorismo o el fundamentalismo iraní.
Respecto al Holocausto, las posturas de Benedicto XVI también pe

las incesantes quejas de la comunidad judía mundial) exigió una disculpa del negacionista sacerdote RIchard Williamson, no es menos cierto que insiste en exculpar a Pío XII de la pasividad con la que, según pasó a la historia, actuó frente al régimen nazi. Incluso, anunció oficialmente que no visitará la totalidad del museo de Yad Vashem (Autoridad conmemorativa para las Víctimas y Mártires del Holocausto) para evitar ver el epígrafe que acusa al llamado "Papa de Hitler" de haberse mantenido "neutral" frente al régimen nazi.
Acercamiento hacia el mundo islámico vs. alejamiento de uno de los principales temas del judaísmo contemporáneo... ¿Casualidad?
7 de marzo de 2009
Durban II: Nada que no esperemos
Con la decisión del gobierno italiano, ya son cuatro los países que no participarán en la II cumbre Durban sobre Racismo y Xenofobia, que se celebrará en Ginebra a finales de abril. ¿La razón? Será un pretexto para actuar como aquellos que dicen combatir: de manera racista.
La primera en alertar sobre el hecho fue la canciller israelí Tzipi Livni, quien hizo un llamado a "rehusar dar legitimidad al odio, al extremismo y el antisemitismo bajo la bandera de la lucha contra el racismo".
A su queja se unieron las voces del gobierno de Estados Unidos y de Canadá, y más recientemente la totalidad de la Unión Europea, que la semana pasada llamó la atención sobre la orientación musulmana que podría tener el encuentro, auspiciado por Naciones Unidas.
Sobre esta islamización (nada sorprendente con una ONU constituida en 2/3 por naciones árabes e islámicas), volveremos más adelante. De momento, quiero llamar la atención sobre las razones de los países que se han negado en participar en la conferencia: el carácter esencialmente antisemita de la cumbre, materializado no solamente en sus participantes, sino en lo que parece será el contenido del documento que busca aprobarse en la Conferencia.
La alerta fue difundida por la académica Anne Bayefksy, en National Review. En su artículo sobre, Bayefsky da interesantes datos acerca de la razón de ser de la conferencia, sus orígenes, etc., y hace especial énfasis en el posible borrador de resolución que se emitiría al final de la conferencia.
En él, las naciones firmantes hacen gala de su antisemitismo disfrazado de críticas a las políticas israelíes en los territorios palestinos, al asegurar que estas son una "violación de los derechos humanos, un crimen contra la humanidad y una forma contemporánea de apartheid" (resaltados míos).
Aparte de obviar la verdadera naturaleza del conflicto (el terror generado por Hamás en las zonas fronterizas con Israel), el documento se refiere de manera casi exclusiva a las políticas israelíes, mientras que otros temas (como la negación del Holocausto o los crímenes cometidos en Sudán) los toca de manera tangencial o los omite deliberadamente.
Los términos de esta declaración recuerdan sorprendentemente la de una similar en 1975, cuando la ONU aprobó una resolución impulsada por el dictador ugandés Idi Amin (el mismo que mandó a erigir una estatua de Hitler en su país) en la que equiparaba al sionismo con el racismo. Una resolución que, como también recuerda Bayefksy, "tiñó todas las demás resoluciones sobre el tema hasta 1991) Y recuerda también las declaraciones de supuestos "relatores de Derechos Humanos" absolutamente parcializados que han calificado de "bantustanes" la valla con la que Israel ha separado su territorio de Cisjordania.
¿Por qué sorprenderse entonces, cuando es claro el espíritu antiisraelí reinante en una ONU dominada por la izquierda y el filoislamismo? De una organización con estas características sólo puede esperarse un resultado de esa naturaleza.
La primera en alertar sobre el hecho fue la canciller israelí Tzipi Livni, quien hizo un llamado a "rehusar dar legitimidad al odio, al extremismo y el antisemitismo bajo la bandera de la lucha contra el racismo".
A su queja se unieron las voces del gobierno de Estados Unidos y de Canadá, y más recientemente la totalidad de la Unión Europea, que la semana pasada llamó la atención sobre la orientación musulmana que podría tener el encuentro, auspiciado por Naciones Unidas.
Sobre esta islamización (nada sorprendente con una ONU constituida en 2/3 por naciones árabes e islámicas), volveremos más adelante. De momento, quiero llamar la atención sobre las razones de los países que se han negado en participar en la conferencia: el carácter esencialmente antisemita de la cumbre, materializado no solamente en sus participantes, sino en lo que parece será el contenido del documento que busca aprobarse en la Conferencia.
La alerta fue difundida por la académica Anne Bayefksy, en National Review. En su artículo sobre, Bayefsky da interesantes datos acerca de la razón de ser de la conferencia, sus orígenes, etc., y hace especial énfasis en el posible borrador de resolución que se emitiría al final de la conferencia.
En él, las naciones firmantes hacen gala de su antisemitismo disfrazado de críticas a las políticas israelíes en los territorios palestinos, al asegurar que estas son una "violación de los derechos humanos, un crimen contra la humanidad y una forma contemporánea de apartheid" (resaltados míos).
Aparte de obviar la verdadera naturaleza del conflicto (el terror generado por Hamás en las zonas fronterizas con Israel), el documento se refiere de manera casi exclusiva a las políticas israelíes, mientras que otros temas (como la negación del Holocausto o los crímenes cometidos en Sudán) los toca de manera tangencial o los omite deliberadamente.
Los términos de esta declaración recuerdan sorprendentemente la de una similar en 1975, cuando la ONU aprobó una resolución impulsada por el dictador ugandés Idi Amin (el mismo que mandó a erigir una estatua de Hitler en su país) en la que equiparaba al sionismo con el racismo. Una resolución que, como también recuerda Bayefksy, "tiñó todas las demás resoluciones sobre el tema hasta 1991) Y recuerda también las declaraciones de supuestos "relatores de Derechos Humanos" absolutamente parcializados que han calificado de "bantustanes" la valla con la que Israel ha separado su territorio de Cisjordania.
¿Por qué sorprenderse entonces, cuando es claro el espíritu antiisraelí reinante en una ONU dominada por la izquierda y el filoislamismo? De una organización con estas características sólo puede esperarse un resultado de esa naturaleza.
8 de febrero de 2009
Por acción o por omisión
La brutal profanación de la sinagoga de Mariperez hace ya una semana no es más que el paso siguiente en una sucesión de actos antisemitas que ha protagonizado Venezuela en los últimos tiempos. Y no me refiero únicamente a la posición injustificadamente militante esgrimida por el Presidente Chávez a favor de los terroristas de Hamás en las recientes ofensivas militares de Israel.
Este es el segundo capítulo, el capítulo conclusivo de una historia de hostilidad antiisraelí y antijudía que se inició, al menos, hace dos anos, en un conflicto similar, luego de que el gobierno decidiera retirar al encargado de negocios de Venezuela en Israel, Hector Quintero, como "represalia" por las acciones militares emprendidas contra Hezbolá.

Tambien entonces, como ahora, las paredes de la sinagoga fueron repletas de graffitis repitiendo consignas antisemitas viejas y nuevas, como aquellas que equiparan al Israel con el atroz gobierno nazi y calificaban de genocidas a los dirigentes políticos de aquella nación.
El ataque a la sinagoga, sin embargo, va más allá. Abandona los límites de lo político al involucrar un credo religioso cuyos feligreses, en muchos casos, no tienen relación alguna con el acontecer poítico en Oriente Medio e, incluso, pueden diverger profundamente de las decisiones de los gobernantes de Israel.
Así, la agresión a Tiferet Israel, trasciende el acontecer políticoy sumerge a los venezolanos (al menos a quienes cometen estas atrocidades) en un conflicto de características fundamentalistas y existenciales, similar al que ya existe en Oriente Medio: o ellos o nosotros. De ahí expresiones como "judíos fuera" o "Muerte a Israel" presentes en los graffitis realizados durante el l ataque.
Una dicotomia excluyente que, como se mencionó anteriormente, no era parte de la forma de pensar del venezolano común, por lo que solamente queda atribuirselo a un incendiario discurso presidencial, cuyos seguidores, buscando ser "más papistas que el Papa" deciden aplicar hasta sus últimas consecuencias. Entonces, es responsable o no el gobierno por lo ocurrido en la sinagoga el sábado pasado?
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