21 de febrero de 2009

Kadima es un error

De soberbia se podría catalogar la reciente actitud de Tzipi Livni, ministra de Relaciones Exteriores de Israel, de negarse a formar coalición con el Likud, segundo partido más votado en las elecciones parlamentarias de Israel la semana pasada. "Hay profundas diferencias ideológicas entre ambos partidos", aseguró Livni, en respuesta a la solicitud del apoyo de su tolda a un gobierno de coalición nacional presidido por Benjamín Netanyahu, dirigente del Likud.

Conocidas y evidentes son las vinculaciones entre Kadima y Likud (aquél fue una derivación de éste en 2005, cuando Ariel Sharon decidió el fin unilateral de los asentamientos en Gaza). Pero más allá de eso, lo que Livni parece no entender es que ese triunfo por un sólo escaño frente a la derecha es la más clara muestra de que la fundación de Kadima (o al menos su materialización como partido) fue un error que el electorado israelí no perdonó. Y con suficientes razones: secuestro de soldados, operaciones militares exitosas estratégicamente pero un fracaso electoral (el Líbano y Gaza), fueron algunas de las consecuencias de esa "muestra de debilidad" que ahora Livni trata de revertir con un absurdo amenazante "no sabemos si nos uniremos a la coalición".

La decisión está en sus manos: o permitir el logro del gobierno de unidad nacional o apelar a una pseudoideología pacifista falsa y fracasada como quedó demostrado que es la de Kadima y dedicarse, desde la oposición, a boicotear las acciones de la coalición gobernante. Ella que tanto teme "traicionar a sus votantes", ¿no considera que esa oposición a la decisión del electorado israelí sería más traición que cualquier otra?.

Esperemos que la nueva reunión entre ambas cabezas de partido ocurra luego de que Livni reflexione acerca de cuál es el verdadero deseo de sus seguidores, que se parece más a un Israel donde vivir seguro (que Kadima no pudo dar) que a una solución de dos estados

11 de febrero de 2009

Ultraderecha definitoria

Tal como predijimos ayer desde este mismo espacio, las elecciones parlamentarias en Israel dieron la senal inequívoca de que el pueblo israelí ha dejado de apostarle a la centroizquierda, pese al corto lapso que tiene ella gobernando.

Jpost.com

Si bien es cierto que Kadima se convirtió en el partido gobernante, de acuerdo con el 99% de los votos escrutados ayer, no es menos cierto de que esta victoria de Livni se produce más por el temor al ascenso de Avigdor Lieberman y su partido Israel Beitenu que por la fuerza política de su propuesta. Incluso, según suponen analistas del Jerusalem Post, el aparente y estrecho triunfo de Kadima (28 asientos pronosticados en el Parlamento frente a 27 por Likud), se debió, entre otras cosas, al voto de partidos árabes y de izquierda, como Meretz y el Laborista.

La estrechez de esta victoria hasta el momento es tal, que ambas cabezas de partido (Livni y Netanyahu) se atribuyen el triunfo, cuando aún faltan algunos escrutinios que no se conocerán hasta la semana que viene.

Mientras tanto, y tambien como se pronosticaba, el Israel Beitenu parece convertirse en la segunda tolda con mayor peso entre los halcones, y la tercera de toda la Knesset.

Esto convertiría a Lieberman no solamente en el factor determinante para la elección del primer ministro (ante el aparente empate tecnico entre los dos primeros partidos), sino para todas las coaliciones y discusiones que se fomenten en la Knesset durante el próximo período parlamentario o hasta que, quizá más pronto que tarde, el gobierno recien electo tambien caiga, ante la imposibilidad de lograr coaliciones duraderas.

10 de febrero de 2009

Extrema derecha gracias a la izquierda

Avigdor Lieberman es un nombre que, aunque conocido en el marco de la política interna de Israel, tenía poca resonancia desde hace varias decadas, hasta su resurgir a raíz de las elecciones parlamentarias anticipadas que se celebran hoy en Israel.

Líder del partido de extrema derecha Israel Beiteinu ("Israel es nuestro hogar", en hebreo), Lieberman es recordado por sus posturas extremas respecto a los territorios ocupados y la relación de Israel con su población árabe. A manera de ejemplo, su plan de gobierno propone una nueva "Ley de Ciudadanía" que obligaría a todos los habitantes del país a prestar juramento de fidelidad al estado de Israel, un planteamiento que pondría en serias dificultades, por ejemplo, la crítica destructiva siempre esgrimida por la izquierda israelí, incluidos los partidos árabes e iniciativas aparentemente traidoras como el movimiento Shalom Ashav ("Paz Ahora").

Lo que ha vuelto a traer a la palestra la radical figura de Lieberman es su repunte electoral: de un insignificante sexto o septimo puesto en la Knesset, este partido de derecha radical podría convertirse en estas elecciones, de acuerdo con los últimos sondeos, en la tercera fuerza política en el Parlamento israelí al obtener hasta 20 de los 120 escanos que se disputan hoy.

Una posición ventajosa que, sin duda, dificulktaría la posibilidad de establecer coaliciones de cualquiera de los dos partidos moderados que triunfe: Kadima o Likud, poniendo en aprietos, así, los avances en el proceso de paz.

Perdieron la oportunidad

Tanto el ascenso de Lieberman como la casi asegurada victoria de Benjamín Netanyahu como primer ministro con su partido Likud permiten preguntarse la razón del resurgimiento de la derecha como opción política para el electorado israelí, apenas pocos anos despues de la aparición del partido Kadima.

Inicialmente surgido como una división del Likud, Kadima se constituyó por los líderes moderados de ese partido de centroderecha, ante el empeno de figuras como Ariel Sharon y el actual premier, Ehud Olmert, de retirar unilateralmente y sin condiciones los asentamientos judíos en la Franja de Gaza en 2005.

Esta decisión parece haber sido percibida por los factores radicales islamistas como una muestra de debilidad del gobierno israelí, que fue respondida por un aumento en los atentados terroristas y los ataques con misiles, primero desde el Líbano en 2006 y más recientemente en Gaza a finales del ano pasado.

El propio partido dirigente, Kadima, pareció comprender la gravedad de la situación al emprender la operación "Plomo Fundido" contra los terroristas de Hamás en Gaza. Pero ya era tarde: el electorado israelí parece haberse cansado de las "palomas" y han preferido volver a los "halcones" y, dentro de ellos, a los más radicales.

Así lo ha entendido el propio Netanyahu, que tambien teme el peso político que pueda tener Israel Beiteinu en la próxima Knesset e intenta que esos votos de la ultraderecha jueguen en contra de Kadima. "Los votos a favor de Lieberman harían más estrecha una posible victoria de Kadima", declaró recientemente.

8 de febrero de 2009

Por acción o por omisión

La brutal profanación de la sinagoga de Mariperez hace ya una semana no es más que el paso siguiente en una sucesión de actos antisemitas que ha protagonizado Venezuela en los últimos tiempos. Y no me refiero únicamente a la posición injustificadamente militante esgrimida por el Presidente Chávez a favor de los terroristas de Hamás en las recientes ofensivas militares de Israel.

Este es el segundo capítulo, el capítulo conclusivo de una historia de hostilidad antiisraelí y antijudía que se inició, al menos, hace dos anos, en un conflicto similar, luego de que el gobierno decidiera retirar al encargado de negocios de Venezuela en Israel, Hector Quintero, como "represalia" por las acciones militares emprendidas contra Hezbolá.




Tambien entonces, como ahora, las paredes de la sinagoga fueron repletas de graffitis repitiendo consignas antisemitas viejas y nuevas, como aquellas que equiparan al Israel con el atroz gobierno nazi y calificaban de genocidas a los dirigentes políticos de aquella nación.

El ataque a la sinagoga, sin embargo, va más allá. Abandona los límites de lo político al involucrar un credo religioso cuyos feligreses, en muchos casos, no tienen relación alguna con el acontecer poítico en Oriente Medio e, incluso, pueden diverger profundamente de las decisiones de los gobernantes de Israel.

Así, la agresión a Tiferet Israel, trasciende el acontecer políticoy sumerge a los venezolanos (al menos a quienes cometen estas atrocidades) en un conflicto de características fundamentalistas y existenciales, similar al que ya existe en Oriente Medio: o ellos o nosotros. De ahí expresiones como "judíos fuera" o "Muerte a Israel" presentes en los graffitis realizados durante el l ataque.

Una dicotomia excluyente que, como se mencionó anteriormente, no era parte de la forma de pensar del venezolano común, por lo que solamente queda atribuirselo a un incendiario discurso presidencial, cuyos seguidores, buscando ser "más papistas que el Papa" deciden aplicar hasta sus últimas consecuencias. Entonces, es responsable o no el gobierno por lo ocurrido en la sinagoga el sábado pasado?